El podólogo es el especialista médico que estudia, diagnostica y trata las diversas enfermedades y alteraciones que afectan al pie y tobillo.
Cuando tengamos alguna dolencia en el pie. El servicio básico de la podología suele ser la eliminación de durezas (hiperqueratosis) y el corte y fresado correcto de las uñas. También por tener callos (heloma u ojo de gallo), uñas encarnadas.
El podólogo trata a niños, personas jóvenes, adultos y personas mayores.
Alrededor de unos 30-40 minutos. Cogemos los datos para abrir historia clínica, y preguntamos al paciente qué es lo que le ocurre y ponemos remedio a la dolencia que nos refiere el paciente.
Si se trata de un paciente diabético y si toma algún medicamento anticoagulante (Sintrom) o antiagregante plaquetario (ADIRO).
La hiperqueratosis es el nombre técnico de lo que se conoce como dureza, la cual sale en la planta de los pies o en el dorso de los dedos.
Es producida por el cuerpo como defensa, para que las fuerzas del suelo que recibe el pie no afecten a las estructuras óseas del pie.
La eliminación de ellas en la clínica es temporal, debido a que es la forma en la que andamos la que la produce.
Un heloma es el nombre técnico que recibe el callo u ojo de gallo. Éste es un punto de máxima presión en el pie. Podemos encontrarlos en la planta, o entre los dedos. Cuando ocurre entre éstos, su aparición se debe a un enfrentamiento entre huesos de ambos dedos.
El callo no tiene raíz, por lo tanto a largo plazo es posible que vuelva a aparecer. Para que esto no ocurra, contamos con elementos que bien utilizados podemos llegar a eliminarlo o ralentizar su aparición.
Una uña se ha encarnado cuando el borde lateral se introduce dentro de la carne, dando lugar a dolor, infección y crecimiento anómalo de la piel alrededor de ésta.
El podólogo cortará de forma correcta la uña, eliminando la esquina que esté enterrada, y aconsejando como cortar la uña al paciente.
Si este problema ocurre en repetidas ocasiones, el podólogo podrá optar por tratamientos más invasivos como la cirugía.
Siempre que al caminar se produzca dolor en los pies, si tenemos la sensación de que se desvían los pies (hacia dentro o hacia fuera), si apreciamos que al caminar tropezamos con frecuencia o perdemos el equilibrio, si andamos de puntillas de manera continuada, si observamos un desgaste excesivo en nuestros zapatos.
El estudio biomecánico es aconsejable para cualquier edad y para deportistas.